Octubre Urbano engloba un conjunto de actividades para crear conciencia, promover la participación, generar conocimiento e involucrar a toda la comunidad en la creación de un mejor futuro urbano. Se celebra en diferentes países del mundo, Bolivia contó con la participación de gobiernos nacionales y locales hasta universidades, ONG y comunidades.
En el marco de Octubre Urbano, el coordinador del Programa de ONU-Hábitat en Bolivia, Sergio Blanco, destacó que se terminó de estructurar la Política Nacional Urbana (PNU) y fue presentada al gobierno para su consideración. Este trabajo se socializó en ese mes festivo, con más de 50 eventos realizados en Bolivia, así como preparar su implementación.
“A finales de 2019 y principios de 2020 logramos acabar de estructurar una propuesta de la PNU, que fue aprobada por el gobierno de turno en octubre de 2020, ese fue el hito central en pleno esfuerzo por cerrar el proceso que se había iniciado hace dos años. Lo dejamos sobre la mesa para que el siguiente gobierno lo adoptara e impulse su implementación”, informó Blanco.
Contó que en 2021 se retomó la propuesta, para revisar y hacer los ajustes necesarios, aportados por el nuevo gobierno. Desde entonces se está tramitando su refrendo por vía legal, solo que tomará su tiempo; lo importante de este proceso es que se incorporó en el Plan de Desarrollo Económico y Social (PDES) del gobierno en gestión, con lo cual es un compromiso por parte del Estado avanzar en ello.
“Luego de eso, hemos estado trabajando en preparar la implementación de la política. Es precisamente eso lo que estamos presentando en este Octubre Urbano, en más de 50 eventos a lo largo y ancho del país”, acotó el coordinador.
Este es el quinto año consecutivo que se celebró en el país, con un particular énfasis por los desafíos que atraviesa, ya que se ha urbanizado muy de prisa en los últimos años. Las ciudades están creciendo rápido y a veces no de la manera más ordenada, lo que representa un riesgo, en el caso de que no se maneje bien. Hay que considerar a países vecinos que ya pasaron por este proceso, con fenómenos como las favelas en Brasil o barrios nuevos en Perú, que han marcado el crecimiento de sus ciudades.
“Al fin y al cabo, el proceso de urbanización es una oportunidad, las urbes son motores de crecimiento y de desarrollo, pero necesitan de una intervención del Estado para asegurar que se capte la riqueza generada y se reinvierta para dar mejores condiciones de vida en los territorios. Así se asegura que dicha riqueza se redistribuya y no resulten procesos de segregación social y espacial”, recalcó.
Este año, continuó Blanco, se mostraron los avances que tuvo Bolivia para enfrentar el reto urbanístico y sacarle el máximo rendimiento. En ese sentido, Octubre Urbano tuvo un calendario cargado, que incluso comenzó antes del mes y terminó en noviembre, presentando junto con instituciones públicas y privadas, tanto del Gobierno Nacional, como municipales y departamentales, de la sociedad civil y de la academia.
Hay que trabajar los temas de desarrollo urbano y ciudades
Octubre Urbano se celebra en diferentes partes del mundo y tiene el objetivo de congregar a países, ciudades, comunidades y ciudadanía para trabajar de manera conjunta en medidas destinadas a buscar un mejor futuro urbano, basados en el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 11 que busca construir ciudades incluyentes, seguras, resistentes y sostenibles.
“El Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos ONU-Hábitat, como agencia de las Naciones Unidas, tenemos el mandato de trabajar los temas de desarrollo urbano y de ciudades, por eso nos pareció oportuno aprovechar el mes para hacer una llamada a la reflexión y también a la acción por abordar estas temáticas”, contextualizó Sergio Blanco.
Agregó que desde 2018, a solicitud del Gobierno Nacional, se pudo colaborar con el Viceministerio de Urbanismo en la elaboración de la PNU como el primer paso, que es lo que establece el marco normativo estratégico para el país. La política será un apoyo para manejar el fenómeno de urbanización y que el próximo censo también dará más luces de cómo evolucionó.
“El censo de 2012 dio como resultado que dos de tres bolivianos viven en áreas urbanas, seguramente en este tiempo será aún más. Es comprensible que es necesario abordar esto punto y también hay que decirlo claramente no tanto como si fuera una política propuesta exclusivamente para las ciudades en desmedro de lo rural, sino más bien es un plan de territorios para entender cómo funcionan, cómo desde las ciudades o de los asentamientos humanos, con esa mirada puesta en el ciudadano que desarrolla sus actividades en un espacio vivencial, puede dar un salto cualitativo en su calidad de vida”, detalló.
Se debe pensar también en que el país tiene grandes oportunidades de transformar su matriz productiva y económica, más allá de los recursos naturales, mineros, petrolíferos, más bien apostar a esa generación de jóvenes reflejada en datos estadísticos y que ahora es mayoritaria en el país. El capital humano es la generación más formada en el país y es en las ciudades que va a poder desplegar todo su conocimiento para el beneficio de la sociedad.
Los avances de cinco años de trabajo
Según Blanco, Octubre Urbano surgió a partir de la celebración de dos fechas internacionales declaradas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el primer lunes del mes es el día mundial del hábitat y el 31 es el día mundial de las ciudades.
“El primer Octubre Urbano se centró en la celebración del I Foro Urbano Nacional, con el objetivo de consensuar un diagnóstico de la situación del país, de ciudades, de habitabilidad, fue una primera etapa para poner en la mesa la política. En 2019 se llevó a cabo el II Foro Urbano Nacional, más centrado en la formulación de la PNU. Ya había habido durante toda la gestión una serie de debates y encuentros, alrededor de 200 por todos los departamentos, de los que participaron más de 7.000 personas”, señaló.
Se tocaron temáticas de ciudades desde todas las perspectivas posibles: inclusión social, genero, ambientales, productivas, desde el enfoque de cada uno de los territorios del país, tanto oriente y occidente. Ese año ya se dejó una propuesta de política armada; en 2020 y 2021 se realizaron los trabajos ya mencionados.
Otros factores importantes son la pluralidad de actividades, en distintos ámbitos y perspectivas, y el momento en que el conjunto de actores se encuentra para llegar a un consenso. Por dar algunos ejemplos, se ha trabajado con distintos ministerios que tienen una incidencia en territorios.
“Con el Ministerio de Medio Ambiente y Agua se analizaron temas de gestión integral, de residuos sólidos o de contaminación ambiental o de gestión de cuencas; con el Viceministerio de Seguridad Ciudadana se debatió cómo se hacen medidas desde las ciudades para su prevención, que sean espacios más seguros; con el Viceministerio de Igualdad de Oportunidades se trató de asegurar que las ciudades no generen esa segregación espacial e incorporar una mirada a los grupos que se ven desplazados. Eso desde el ámbito sectorial”, informó el coordinador de ONU-Hábitat.
Por otro lado, hacía falta aterrizar esta política en cada una de las ciudades, por lo que se planteó un enfoque particular, trabajar con más de una veintena de gobiernos municipales. Así, incluyeron la PNI en sus agendas partiendo cómo imaginan sus ciudades de aquí a 20 años y fue trasladado a los instrumentos de planificación pública, es decir, a los PTDI, de manera que esta visión esté articulada a la inversión pública y a la planificación de cada institución.
La Smart city del bicentenario fue una de las actividades
Según el arquitecto Alan Vera, consultor internacional en movilidad urbana, la hoja de ruta del desarrollo urbano tiene tres grandes ejes. El primero está compuesto por la Agenda 2030 de Naciones Unidas y los 17 ODS. El segundo lo compone la Nueva Agenda Urbana resultado del Hábitat III. El tercero se constituye por todos los esfuerzos de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático. Las ciudades están alineando su accionar en estos grandes ejes, en procura de lograr un desarrollo urbano económico, social y medioambientalmente sostenible.
“Ello es particularmente desafiante para ciudades con procesos de crecimiento acelerado, tal es el caso de Santa Cruz y su área metropolitana. Las dinámicas actuales hacen que la ciudad siga en pleno proceso de expansión, al tiempo que la densificación ocurra en diferentes sectores. El desarrollo de una ciudad inteligente en un mundo cada vez más globalizado e interconectado es central para orientar el crecimiento de Santa Cruz, originando clústeres de conocimiento, productividad, innovación y desarrollo, en el marco de una verdadera calidad de vida”, manifestó.
En ese marco, se analizó el desarrollo de la capital oriental como una Smart City, recogiendo enfoques desde la academia, el sector privado y la experiencia internacional. ¿Se puede pensar en una Smart city, la población está preparada para vivir en una ciudad así? Para eso es necesario entender este tipo de urbes y cómo el proceso de globalización y urbanización mundial permite repensar hacia dónde dirigirse a nivel local.
“Ser inteligente es estar al servicio del bienestar de la humanidad, porque pensar Smart no es solamente tecnología, es comprender que la toma de decisiones para las ciudades está ligada a la calidad de vida de nuestra humanidad”, definió la arquitecta Ruví Suárez, directora de la carrera de Arquitectura y Urbanismo de Univalle.
Esta temática conceptual, que es tendencia hoy en día, no solamente es interesante por la tecnología y la proyección del futuro, sino que está ligada a que en Bolivia más del 80 % de la población va a vivir en la urbe, de acuerdo con distintas condiciones que hacen pensar las ciudades como producto de ese fenómeno. Los retos están cada vez más próximos y las Smart cities son una respuesta a este contexto.
Pensar en Santa Cruz como una Smart city del bicentenario es entender su geografía y cómo puede ser esta ciudad del futuro. En tan solo 30 años (de 1960 a 1990) la configuración de su territorio cambió con el plan Techint y la conformación de los primeros cuatro anillos. Dicho plan es importante en la urbanización de la capital cruceña porque se basó en la relación del rio Piraí con la ciudad, hoy reflejado y conocido como el cordón ecológico, un área de preservación para encauzar el rio y evitar futuras inundaciones.
La relación del territorio citadino con su mayor recurso natural, la expansión de la urbe dando la espalda al Piraí e incluso el fenómeno inmobiliario en Porongo, es el primer fenómeno metropolitano desde el punto de vista territorial. Consecuentemente, de 1990 a 2010 la mancha urbana creció sin precedentes, sin planificadores o economistas que pudieran proyectar este fenómeno territorial, aunque si existen antecedentes de planificación urbana (plan Techint, plan director del 95, PLOT del 2005), pero la migración sobrepasó cualquier plan.
Problemas, soluciones y retos de las ciudades inteligentes
“Así como se dio un fenómeno territorial, también hay patologías de la urbanización que debemos resolver: la alteración de los relieves naturales, en los ciclos hidrológicos, el desequilibrio térmico a raíz del incremento de infraestructura (pavimentación, viviendas, industrias, etc.), contaminación, mayor número de vehículos, el sedentarismo, la violencia y la indiferencia social debido a estos aspectos en barrios y espacios urbanos”, expresó Suárez.
Una Smart city es una plataforma compuesta por las Tecnologías de la Información y la Comunicación (Tics) para desarrollar, desplegar y promover prácticas de desarrollo sostenible para hacer frente a los retos de la urbanización acelerada a nivel mundial. Ahora, ¿con qué elementos se dan soluciones? Con las Tics, los ODS, el internet y la urbanización.
La arquitecta también mencionó los principales retos en las ciudades, que son la competitividad, trabajar en colaboración, instrumentos de planificación, creatividad y sostenibilidad, aunque son también los que darán respuestas para plantear una ciudad inteligente en Santa Cruz.
“Por eso es importante generar valor en las ciudades, que se ve reflejado en buscar inclusión en la población, en la vida pública, la transparencia en la gestión, mejorar la distribución de recursos y la clausterizacion. Consecuentemente, tienen que producir herramientas que permitan generar riqueza, industria cultura, tecnología asequible, movilidad inteligente y adaptación al cambio ambiental, estos son algunos de los elementos para posesionar las ciudades y reconocer los aspectos para lograr el camino a lo Smart”, indicó.
En cuanto a la gestión pública, Suárez ejemplificó una de las primeras iniciativas Smart que se ejecutaron, la plataforma de acceso libre con la infraestructura municipal de la Alcaldía, denominada Guía urbana. Es una herramienta útil, que implicó un trabajo de muchos años para sistematizar la información, a la vez es un claro ejemplo de cómo un software es necesario para transparentar un proceso y así medir la planificación de las políticas públicas.
“La capital cruceña, para convertirse en una urbe inteligente, necesita de las instituciones públicas, iniciativas privadas y la sociedad civil. Para crear y convertir la Smart city hacia el bicentenario, en 2025, generar un hito y que se posicione como un referente internacional, tiene que ser con una agenda en la que se trabaje el gobierno, la universidad y las empresas, todas en conjunto”, rescató.
La base para construir una visión compartida como es lograr que Santa Cruz vaya al camino de lo Smart, es a través de dicho sistema, un esquema de organización conocido como de triple hélice, en el cual cada uno se complementa y comparte sus perspectivas.
Barrio digital es un proyecto implementado en el país
El arquitecto Diego Suárez, jefe de experimentación del Laboratorio de Innovación del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), anunció que un proyecto implementado es Barrio Digital, se trata de una iniciativa de cohesión social que busca las cocreaciones que proporcionan los ciudadanos.
“Crear algo es integrar, nos hemos dado cuenta desde el PNUD y el Laboratorio que, si los ciudadanos no son los principales actores de los proyectos, va a salir mal. El gran reto de innovación actualmente es involucrarlos, porque ellos son los que atraviesan las diversidades día a día en un territorio determinado”, informó.
Contó que para el proyecto se aplicó la metodología de la innovación, es decir que el usuario lidera un proyecto, de las soluciones a desarrollar. Es en ese punto que comienza la coconstrucción, trabajar en conjunto para tener un diseño participativo. Recordó que una ciudad inteligente es la que coloca a los ciudadanos en su centro de desarrollo, por lo que el uso de datos es una herramienta y es participativa.
Primero se hizo un experimento de tres meses en el que se trabajó con los ciudadanos afectados por un tema en concreto, en ese caso fue la comunicación e interconexión en tiempos de pandemia. El lugar fue el barrio de San Sebastián (en La Paz), se involucraron también a personas de la Agencia de Gobierno Electrónico y Tecnologías de Información y Comunicación (Agetic) y de la academia.
Se aplicó la metodología de inteligencia colectiva para que manifiesten los problemas que tenían. Identificaron aquellos principales de la comunidad, dieron una lluvia de ideas para plantear soluciones, se les capacitó en el uso de herramientas tecnológicas y comenzaron a trabajar y monitorear los avances.
“Tradicionalmente, para levantar datos se hubiera contratado una consultora que se haga cargo, pero el cambio fue que los mismos comunarios sean voluntarios para esta tarea. Se les capacitó en la herramienta, ellos mismos eligieron quiénes serían los encargados de la recolección de datos (la mayoría jóvenes) y se compartió la información con la junta vecinal”, relató.
A raíz de esto se creó Barrio Digital, la plataforma de expresión social, que actualmente ha sido trabajada con el Gobierno, municipios, academia y el ciudadano. Se está escalando para otros barrios, ya que se logró sistematizarlo.
Lo interesante es que esta plataforma se cocreó con los comunarios, no hubo un tercero que imponga, que lo haya hecho y lo haya ejecutado. Tienen acceso el ciudadano, el municipio y el distrito, entonces la información es de arriba hacia abajo y es certera.
“Los problemas complejos tienen que ser respondidos desde una mirada sistémica, hay que entender que los gobiernos, las organizaciones sociales, la empresa privada y la academia tienen que trabajar en conjunto. Tenemos ejercicios de las Naciones Unidas que sí han funcionado como el anterior y son una prueba de su efectividad”, recalcó el arquitecto.
Una agenda cargada de actividades
“Tuvimos estructurado Octubre Urbano con distintos componentes: una actividad que se realizó fue con el Ministerio de Gobierno, entidad que se suscribió al programa de ONU-Hábitat de ciudades seguras, esto es fruto de un trabajo con el Viceministerio de Seguridad Ciudadana para desarrollar un programa de prevención de la inseguridad en ámbitos urbanos. El programa ya se inició, se llama Mi barrio seguro y estamos acompañando su sistematización para un despliegue en todo el país”, dijo Sergio Blanco.
El coordinador también enfatizó la presentación de las agendas urbanas, en total de 18 municipios, que representan un aterrizaje muy local de la PNU. En esas actividades es donde realmente se ha producido interacción con cada una de las ciudadanías, actores de lo urbano, de una manera muy concreta, bajo el liderazgo de las alcaldías.
“Participaron comités cívicos, de control social, representantes de población indígena que viven también en ciudades, eso realmente es un proyecto colectivo de futuro para la ciudad y es un factor de cohesión social, ante la polarización que está sumergido el país particularmente en estos tiempos, hacia un mejor futuro”, dijo.
Asimismo, se tuvo la participación y apoyo de la sociedad civil, de la academia y del sector privado. Junto con la plataforma Bolivia Construye se hizo una formación de 500 jóvenes que suscribieron un curso en temáticas urbanas, para que lancen propuestas, por lo que elaboraron ideas de prevención en las ciudades del eje central y El Alto, las cuales fueron presentadas y acogidas por los alcaldes para incorporar algunos a los POA. Sobre todo, en temas de gestión ambiental y mejora de espacio público, es muy satisfactorio ver cómo estos jóvenes se comprometen con su ciudad.
“Uno de los eventos centrales fue la primera Cumbre de Alcaldesas, fue una iniciativa de la burgomaestre de Cobija, Ana Lucia Reis, y reunió a 16 de las 22 alcaldesas de Bolivia de los más de 300 municipios, que es menos de un 7 %. Lo que se pretendía era poner en relevancia la acción y su capacidad de trabajo, ya que se demostró que independientemente de la ideología política trabajan por sus comunidades. Las mujeres pueden y deben asumir cargos de poder, de liderazgo en instituciones públicas”, alentó.
La PNU favorecerá a mayores y mejores sinergias en inversión
“Desde la ONU-Hábitat, estamos satisfechos del progreso que tiene Bolivia para enfrentar esta dinámica urbanística plagada de retos, pero también de oportunidades. Estamos en el momento perfecto de la legislatura para lanzar oficialmente la PNU y enfocarnos en su implementación, es necesario porque aporta una mirada desde los territorios y es complementaria a las políticas que se han llevado a cabo”, aclaró el coordinador. Mayores y mejores sinergias en la inversión pública hacen que las ciudades sean mejores motores de desarrollo, no solamente de crecimiento sino para continuar reduciendo brechas y desigualdades, como un gran factor de cohesión. “Este año esperamos que Bolivia tenga el mayor número de eventos en Octubre Urbano y así destacar a nivel global, no solo en números, sino en calidad de dinámicas organizadas”, concluyó.