Queda cada vez más lejana la fecha de la fundación de Santa Cruz de la Sierra, a manos del Capitán Extremeño Don Ñuflo de Chaves, en las inmediaciones de lo que hoy se conoce como Santa Cruz la Vieja, en San José de Chiquitos un 26 de febrero de 1561.
Pasaron todavía dos traslaciones de la naciente ciudad, hasta su ubicación definitiva en las faldas del Rio Piraí, fusionándose con la población pre existente, llamada San Lorenzo de la Frontera. Pudo más el nombre de Santa Cruz de la Sierra, que sobrevivió y quedó como referencia definitiva.
Así nace una pequeña ciudad, que, a pesar de las ambiciones y sueños de su fundador español, fue durante casi tres siglos una polvorienta y modesta población de no más de diez cuadras a la redonda, montada sobre una cuadricula o damero español, de acuerdo a la usanza colonial.
Para Ernesto Urzagasti Saldias,arquitecto, docente universitario en FADU-UPSA y director General de la Bienal Internacional de Arquitectura de Santa Cruz (BASC), la arquitectura colonial y republicana característica de esta ciudad fue una herencia de la tipología constructiva española con patios centrales con un aljibe colector de agua, rodeados de galerías con columnatas en horcones de madera o columnas toscanas en los casos más lujosos.
La galería sobre la calle es quizás el sesgo espacial arquitectónico más distintivo de la arquitectura Cruceña, porque se convertía en la transición entre el espacio privado al espacio público, generando sobre las aceras una vida social y de contemplación que era la base de la trama social en el diario vivir de los cruceños de aquella época.
Lo colonial dio paso a lo republicano a partir de 1825, con pocos edificios de gran porte, dada la sencillez y precariedad económica de la región. Sin embargo, hay excelentes ejemplos arquitectónicos como la Basílica menor de San Lorenzo (catedral metropolitana), el ex colegio Santa Ana, el edificio del Cabildo, el Edificio de la capilla de los Huérfanos, el pabellón Sandoval del Hospital San Juan de Dios, la casa Gutiérrez (hoy Museo de Historia Regional de la UAGRM), la casa Ortiz y el edifico Bristol, el Cine Palace, el Club Social 24 de septiembre, por citar algunos.
El punto de inflexión, fue sin duda alguna el año 1958, cuando se lanza una convocatoria internacional y el consorcio Ítalo brasilero Techint se adjudica el diseño de la planificación urbana de la ciudad, con miras al entonces lejano año 2000. Esta visión de futuro supuso el trazo radio concéntrico de Santa Cruz de la Sierra, encerrando dentro de un 1er anillo, el inicial damero español, y se visualizan en conjunto los futuros cuatro anillos con los que nace la ciudad moderna, que fue a su vez la génesis de la metrópoli que hoy conocemos.
Aquella visión modernista de “ciudad jardín” era un postulado internacional del movimiento de arquitectura moderna y se vio reflejado en todas las ciudades del mundo. Sin embargo, el caso de Santa Cruz de la Sierra fue interesante porque tuvo su propia velocidad y sus limitaciones económicas, lo que permitió que se vaya amalgamando con sucesivos ajustes que desembocaron en la trama urbana que hoy conocemos.
Esta particularidad de planificación urbana, coincide con el despegue económico de la región oriental y el protagonismo de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra como el centro de servicios y negocios agroindustriales del departamento y del país. Ello sumado al despegue de la explotación de los hidrocarburos y la consolidación de la región como el proveedor de alimentos para el resto de Bolivia con alrededor del 70% y como el polo donde se construye alrededor del 50% de todos los metros cuadrados construidos en Bolivia.
La ciudad de Santa Cruz de la Sierra, tiene entonces una posmodernidad tardía, que le llega con retraso (y además brevemente) a fines del siglo pasado, en la década de los años 90. En esta etapa es cuando la ciudad presenta un “boom” demográfico y también constructivo, cambiando significativamente de escala urbana, así como del perfil urbano que planteaban los nuevos complejos arquitectónicos tanto públicos como privados.
La llegada del siglo XXI, no solo hace más que consolidar este proceso, que perfila a Santa Cruz de la Sierra como la ciudad más extensa, más poblada y más dinámica de Bolivia. Conllevando con aquello a plantearnos una región metropolitana monstruosa que prácticamente ha conurbado a los municipios de Santa Cruz de la Sierra, Cotoca, Warnes, La Guardia, Porongo, El Torno, Colpa Bélgica y Montero. Con una distancia entre polo y polo de este conglomerado de más de 65 kilómetros.
Recordar entonces la fundación de Santa Cruz de la Sierra, es rememorar el inicio de una epopeya urbana que hoy, a 464 años de distancia, nos da la oportunidad de apreciar este fenómeno demográfico y de planificación urbana que seguramente tiene luces y sombras, pero que por sobre todo ha cimentado las bases de su éxito y su imparable crecimiento sobre la diversidad de migrantes que han llegado desde provincia, interior de Bolivia y desde otras latitudes tales como Brasil, Argentina, Japón, Perú, por citar algunas de las comunidades más importantes.
Santa Cruz de la Sierra representa el futuro y la esperanza de los bolivianos, que ven a través de ella en la posibilidad de crecer, consolidarse, emprender y ser felices, haciendo cada vez más real la utopía guaraní del “Yvy Maraey”….La tierra sin mal.