• diciembre 5, 2025

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Santa Cruz florece en septiembre con sus alfombras naturales

Por: Mixy Justiniano Suárez

¡Septiembre!, los tajibos y los toborochis están en flor y Santa Cruz se coloca sus mejores vestimentas; por donde veamos hay alfombras de vida pura que el Cristo Redentor entrega, su mejor regalo a los nacidos en esta tierra hermosa, a los que apellidamos Santa Cruz, pues tu carnet lo acredita. No podemos dejar de admirar tal belleza, ¡qué cielo azul real tan hermoso!; qué paisajes urbanos nos regala esta metrópoli pujante y próspera, tan hermosa, solo equiparable a su fauna, flora y su riqueza de todo tipo, sin dejar de lado la de sus mujeres exuberantes y valientes; estas flores que embellecen nuestras alamedas, una pajarilla o un gallito o una campanita, entre medio de un viejo gomero.

Nuestra vida e historia nos gritan que no hay cómo no sentirnos festivos y agradecidos, como cristianos, por tal privilegio: el darnos el más grande honor del título de ser varones y varonas de esta tierra y llevar su nombre. Esta es nuestra mayor riqueza, esto es dicha, esto es vida, es la lucha por la libertad, esto es amor puro, nuestra conexión e identidad. Pues, ¡qué placer solo un cruceño conoce!: el de despertarnos y escuchar el canto de tordos, loras y todo tipo de pájaros. Los polluelos empiezan a nacer, no hay cómo no saber que empieza la primavera; un nuevo ciclo comienza, la vida y la libertad en esta tierra gritan con su majestuosidad. Qué gran custodia la reserva y patrimonio natural de la especie humana, como encargo en tierras de héroes y libertadores de América. ¿Sabes por qué? No es poca cosa lo que nos recuerda este mes; ¡se respira vida!

¿Sabías que se viene el 24 de septiembre? Sí lo sabes, porque sos cruceño. Y es gracias a esta serie de eventos, de nuestros árboles en flor, nuestra fauna y flora y los acontecimientos históricos que suscitaron en el aniversario de la Revolución de Santa Cruz en 1810 y el primer grito libertario de América, que no menos importante, tus flores nos recuerdan nuestra fundación del departamento de Santa Cruz.

 Es por esto que están presentes ofrendas florales y actos protocolares en toda la región. Pero yo te ofrendo, mi querida Santa Cruz, la primicia de las alfombras de flores de todo tipo y color, como ofrenda viva de nuestro creador. Blanco y rosas como tu pureza y valentía en toborochis, símbolo de la paz que se forjó con cada lucha y se mantiene desde hace más de 100 años. Violeta azul y violeta rojizo en tajibos, por la tierra que ganaste en batallas, símbolo del señorío de tu tierra, donde la sangre derramada en la guerra del Parí por héroes libertarios, en lugares como la plaza de la Virgen de Fátima y el Chiriguano para los que no conocen el lugar preciso, ahí fue donde se selló nuestro derecho de propiedad.

 Amarillo de tajibos y campanitas que nos recuerdan que esta es la tierra de la promesa del “El Dorado” de Don Ñuflo de Chávez y el famoso “Gran Paitití”, como nosotros mejor lo conocemos, y sirven de cuentos a la especie humana de lo grande que es nuestra historia. Se dice que nunca se encontró, pues buscaron con la vista lo que solo se puede ver y valorar con la fe y un corazón puro, sin lograr ver la verdadera riqueza que esto significa. Y verde como pastizales, homenajeando en nuestra bandera la prosperidad y pujanza de tus tierras verdes y llenas de frutos de ensueño, mí querida y amada Santa Cruz.

Empezaste llamándote de muchas formas en diferentes épocas. En algunas se te denominó la Vieja Santa Cruz, en otros con amor y añoranza te llamaron Mi Tierra Añorada, Momentos del Ayer. En otras épocas “San Lorenzo de la Frontera”, en épocas de luchas por un febrero de 1825 “República de Santa Cruz Libre e Independiente” y desde un 24 de septiembre hasta nuestros días Departamento y Provincia de la República de Bolivia, y hoy la gran metrópoli de Santa Cruz, ciudad de ensueño y pujanza, donde todos los que cruzan el río Piraí quieren ser parte de la ciudad. En qué tiempos aquellos, y el “ser” y “habitar” siendo parte de la historia con apellido Santa Cruz y su descendencia: frutos y flores vivos cruceños; la verdadera alfombra de flores viva, mí querido hermano, tu familia y vos.

Actualmente, somos parte del Estado Plurinacional de Bolivia. Pero el recordatorio de la redacción de nuestra Acta de Independencia como República de Bolivia, y el eco que cada vez se hace más fuerte en enseñarnos y rememorar la independencia lograda en meses previos como República de Santa Cruz y su adhesión como una de las cinco provincias con las que nace nuestra República de Bolivia y el actual Estado Plurinacional de Bolivia, valga la redundancia y aclarativa. Pues, como cruceño que soy, no pienso contar las historias a medias. Elijo este mes de septiembre, entre alfombras de flores, esta fecha para conmemorar la vida, la libertad, el cielo azul, nuestra fauna y flora, nuestra pujanza y riquezas, nuestra fuerza como cruceños y hermanos de luchas, nuestra identidad y sí, sobre todo, nuestro derecho a ejercer el voto libre en las urnas en estas segundas vueltas a elecciones, siendo nuestro hábitat el que nos recuerda por lo que vivimos y lo que sucedió y sucede en estas tierras que habitamos hoy.

¿Qué es una celebración? Es un evento o un hecho histórico que ocurrió. Este mes festivo de septiembre es de tiempos de mucha reflexión, en un contexto importante y democrático. Paremos un momento de memes, chistes y pujanzas de propagandas de políticos y pongámonos tan serios como el mes de septiembre y lo que nos recuerda nuestras flores, fauna y flora. Como hace un tiempo atrás, nos unió con un propósito en común, y el hecho histórico lo amerita. Demos el merecido derecho ganado con sangre, que estas tierras en las que estas alfombras de flores gritan, para realizar el ejercicio libertario y democrático más importante de nuestra época actual e histórica.

 Hagamos un momento en el que no solo se realizan actividades festivas, sino también de conocimiento sobre nuestro pasado y presente, para poder así proyectar nuestra visión de futuro, desde una identidad clara como bolivianos cruceños llenos de vida, libertad, amor y fe. Ciudadanos globalizados, con coronas de flores y banderas cruceñas flameando, construyamos pertenencia e historia viva en conjunto, con los valores que se requieren y que caracterizan a nuestra población desde sus principios, y solo lo podemos hacer aprendiendo, enseñando y recordando.

Podemos realizar una extensa exposición de historias y leyendas que entre nuestra cultura se cuentan, no menos importantes unas que otras y, aunque son necesarias de conocer, desde los inicios de esta lectura me sentí una vez más en la obligación de resaltar lo importante y digno de este mes de septiembre, encauzándolo debidamente en lo que es en realidad significativo para inmortalizarlo, y eso es nuestra visión de cruceño lleno de vida y libertad, jolgorios, alborotos, cantos y bailes, hospitalidad y prosperidad; heredando nuestra cultura e historia al futuro de nuestra población. Más aún en el contexto del ejercicio democrático, de todo ciudadano boliviano y cruceño con mayoría de edad.

¿Qué es septiembre? ¿Qué es nuestra fauna, flora y medio ambiente para un cruceño? ¿Qué es lo que en verdad celebramos en septiembre y en esta celebración? Estas preguntas tienen una respuesta fuerte, clara y creciente: ¡nuestra vida y libertad! ¡Nuestro dorado, nuestra fe, nuestra fuerza y valentía! Y cito partes de nuestro himno cruceño para que resuenen en su canto, el recuerdo en su letra de quienes somos, y se escuche en un unísono en este mes de septiembre, por todo el que es y el que se siente perteneciente como un ciudadano boliviano cruceño. Celebremos:

“Bajo el cielo más puro de América,

Y en la tierra de Ñuflo de Chávez,

Libertad van trinando las aves,

Del sureste ostentando el primor;

De las flores del mundo galano,

Su ambrosía perfumada ofreciendo,

Libertad, libertad van diciendo,

En efluvios de paz y de amor,

Libertad, libertad van diciendo

En efluvios de paz y de amor;…

Aquí plantó el signo

De la redención;

Y surgió a su sombra, un pueblo eminente,

De límpida frente,

De leal corazón…”

“Las flores del mundo galano…” están citadas en nuestro himno cruceño. Nos hablan de la belleza y elegancia de las flores de Santa Cruz, únicas en vestidos y adornos como las más bellas del mundo; símbolo de la riqueza que se esconde en la grandeza de sus tierras, fauna y flores, como en su gente que lo habita. Nuevamente, nuestro himno nos enseña quiénes somos y nos recuerda nuestro hermoso cielo azul, la paz y el amor, la libertad y la redención de la cruz en la cual esta ciudadanía surgió con frente en alto y eminente de leal corazón. Qué hermoso es saber quién sos boliviano cruceño y este mes de septiembre, tus alfombras de flores te lo recuerdan. Recordadlo cada que veas un tajibo o un toborochi en flor: párate un rato y admíralo, y admírate de tu identidad, porque a gritos te piden recordarlo y ser.

¿Te gusta tu historia, boliviano cruceño y hermano? Pues digo: a mí me encanta saber quién soy. Mi nombre es “Vida y Libertad” y mi apellido es “Santa Cruz”. Y te cuento, mirá: tu carnet de identidad es también el tuyo. Así que cada vez que entones tu himno, hazlo con orgullo y entona con voz firme, al cantar, tu nombre y apellido.

Esta historia de Vida y Libertad, con apellido de Santa Cruz, fue escrita con luchas y sangre de hombres y mujeres valientes, como vos y yo, que defendieron con sangre y merecen que, cada que veamos esas alfombras de flores en septiembre, los recordemos; pues caminaron por estas tierras y somos sus descendientes por derecho. Porque vivieron en una época que les enseñó la importancia de lo que significó defender la vida, la libertad y nuestro apellido Santa Cruz.

La Princesa y el Árbol del Toborochí

Existe una historia de un amor indígena guaraní, donde hace mucho tiempo vivían, espíritus de luz y de oscuridad, estos últimos crueles, causaban mucho dolor, matando hombres y secuestrando mujeres; una aldea era la mas afectada y El cacique Tucán tenía una hija muy hermosa que era como un destello en el cielo, esta se caso con un dios colibrí y esperaban un hijo, se profetizaba que este niño seria un poderoso guerrero que derrotaría la oscuridad y traería paz a su pueblo. Al enterarse la oscuridad de la profecía se lleno de ira y decidieron matar a la princesa y su hijo antes de que naciera, al sentir el peligro, este escapo, volando en una silla mágica de su esposo el colibrí y la persiguieron sin descanso.

Ella cansada sin fuerzas pidió ayuda a la tierra y el árbol Samou, como lo conocemos ‘El Toborochi’, se ofreció en protegerla, abrió un hueco en su tronco y la escondió, el tiempo paso y no la pudieron ver; engañados por el árbol que para esconder la barriga de la princesa inflo una barriga y la oculto mejor. Dentro del Toborochi dio a luz y el niño creció fuerte y valiente y cuando estuvo listo, salió del árbol y cumplió su destino, lucho contra la oscuridad y devolvió la paz a su pueblo, pero la princesa se quedó en el interior del toborochi para siempre, pues se volvió la esencia del árbol; se dice que por eso el toborochi tiene esa forma y florece para reencontrarse con su amado colibrí que viene a beber de su néctar, perpetuando su amor y esperanza, la Vida y Libertad.

 La Luz que prevaleció sobre la oscuridad y la paz de su pueblo; así como esta leyenda, existen otras hermosas historias como la del Patujú Oriental y el amor de un padre hacia su hija, envidiada por la maldad; pero esta maldad nunca prevalece sobre los hijos de la luz, el amor, la vida, la libertad y esa es la alfombra de flores que nos regala esta tierra hermosa este mes de septiembre, en honor a los que caminaron y caminamos en esta hermosa Santa Cruz; recordándonos lo que es valioso, por lo que vale la pena vivir y luchar; y explicando el porqué de nuestro carácter como cruceños y quiénes somos, de dónde venimos y adónde vamos, porque esta alfombra de flores siempre nos mostrara nuestro camino. Por tanto, recorriendo un poco sobre quiénes somos y nuestro carácter e identidad; despierto nuevamente en ustedes la sed y el hambre por conocerse y apropiare de su nombre y apellido, con orgullo y la frente en alto; ¡Valientes bolivianos cruceños!; pues siempre daremos gritos de Vida y Libertad, Amor y Redención de la Cruz, es nuestra esencia que se volvió parte tan nuestra como con un uno con ese Toborochi. Esta Alfombra de flores es para ustedes en este Aniversario.