El año 2024 ha sido muy complejo y crítico para la industria de la construcción, puesto que ha tenido que enfrentar muchos retos desde las deudas millonarias por concepto de planillas impagas, hasta la escasez de diésel y de divisas, además de la falta de inversión pública en obras de infraestructura. Estos factores han derivado en una marcada disminución en la actividad que está provocando la ralentización del sector, además de una escalada en los precios de equipos, insumos y materiales que está impactando en toda la economía generando una estanflación.
ALGUNOS INDICADORES
Según la Cámara de la Construcción de Santa Cruz (Cadecocruz), con información de su Centro de Estudios Económicos y Desarrollo (CEED), existe un estancamiento en el crecimiento del sector, cuando se compara el mismo periodo con años anteriores. En el caso específico del consumo y venta de cemento, se registró una tasa de crecimiento de 2,76% en lo que va del 2024, mientras que la gestión 2023 llegó al 3,61%.
Los permisos de construcción que muestran la cantidad de obras por ejecutarse, han disminuido un 33% este año, en comparación con la gestión 2023, esto considerando tanto la cantidad de metros cuadrados aprobados, como el número de permisos. Esta caída es similar a la ocurrida en el año 2020, cuando encaramos la pandemia.
Existe una disminución general en el crecimiento del sector. El primer semestre del 2024 el PIB de la construcción bordeó el 3% de acuerdo al INE.
Sin embargo, la actividad continúa la tendencia a la desaceleración y ralentización con un crecimiento muy modesto, que de acuerdo a la proyección de CADECOCRUZ y su Centro de Estudios Económicos y Desarrollo (CEED) no superará el 1,3% al cierre de esta gestión 2024, esto considerando que la situación económica y social que vive el país anticipa un escenario cada vez más complejo.
El deterioro de la situación económica ha llevado a que en los últimos años la cantidad de empresas constructoras registradas sea cada vez menor. El 2024 fue el más bajo de los últimos 15 años, con un incremento de solo el 1,9%.
La inversión está siendo insuficiente a nivel público para lograr dinamizar nuevamente la economía, y específicamente el sector de la construcción.
Claramente la evolución de la inversión planificada en todos los niveles del estado también está estancada. Cuando se observan los presupuestos generales del Estado anualmente se ve una disminución con relación a años anteriores, a los que se debe agregar que en promedio la ejecución presupuestaria de los últimos años no supera el 50%.
PERSPECTIVAS PARA EL 2025
Para el año 2025 se espera que el sector constructor, gracias a su capacidad de resiliencia, innovación y su persistencia, alcance un crecimiento superior al del PIB nacional.
Es de esperarse una variación del PIB de la construcción que bordee el 2%, aunque de mantenerse los problemas señalados, también continuará la tendencia a la baja y la recuperación del sector constructor podría ser menor de lo previsto.
La incertidumbre sobre la política económica interna, la falta de promoción de proyectos que involucren a empresas privadas y el ambiente pre electoral prematuro, también están contribuyendo a la ralentización del crecimiento de la industria de la construcción del país que sustenta miles de fuentes de empleo y dinamiza la economía,