Muchas de las actuales economías avanzadas han logrado graduarse de una historia de inflación severa, o de impago serial de deuda soberana, pero a la fecha ha resultado mucho más complejo lograr graduarse de las crisis bancarias. Se creía que, en el caso de las economías avanzadas, las crisis financieras desestabilizadoras, sistémicas y globales son una reliquia del pasado. Por supuesto, la segunda gran contracción, esto es, la crisis financiera mundial que en 2008 asfixio a los Estados Unidos y Europa, ha echado por tierra esta mala concepción, si bien a un costo social muy alto.
En Bolivia se vive una clara señal de una crisis bancaria en abril de 2023 con la intervención del Banco Fassil, uno de los bancos más grandes del país, en lo que fue claramente una corrida bancaria devenida de una sensación de pánico. Esto no “casualmente” se da un par de meses posterior a la aparición de un tipo de cambio paralelo en el mercado negro, el inicio de una crisis monetaria que se prevenía de hace años atrás. Este tipo de sucesos no son casuales, ni excepcionales, son parte de una secuencia de crisis que se explicará en este artículo.
Julio César Valenzuela, Fundador y Gerente General de Citrino Capitales Inmobiliarios, dijo que, en base a una muestra básica de 66 países realizada por Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff en su publicación. “Esta vez es distinto, ocho siglos de necesidad financiera”, se revisaron un sinfín de crisis bancarias, la frecuencia de estas presenta una increíble similitud en los países con ingresos altos y en aquellos con ingresos medios y bajos.
El conjunto de datos para los mercados emergentes permite establecer comparaciones, en termino de duración e impacto, con los ciclos de precios (mucho mejor documentados) del sector inmobiliario, variable que desde hace tiempo se sabe tiene una función muy importante en las crisis financieras. Así, se descubrió que durante una crisis bancaria tales ciclos son similares, tanto en su duración como en su impacto, para los dos grupos de países.
Las crisis financieras más profundas rara vez se presentan de manera aislada. Mas que un catalizador de recesiones, estas suelen ser un mecanismo de amplificación: un revés de la suerte en el crecimiento lleva a una serie de incumplimiento en el pago de créditos bancarios, provocando a su vez que otros bancos cancelen el otorgamiento de créditos; esto conduce a nuevas caídas en la producción y a mayores problemas de pago, y así sucesivamente. Por otra parte, las crisis bancarias suelen presentarse acompañadas de otros tipos de crisis, entre ellas crisis cambiarias, crisis de deuda interna y externa, y crisis inflacionarias.
Sostuvo que las recesiones provocan una pérdida de valor en los colaterales, que entonces se magnifica a través del sistema financiero. Por ejemplo, una caída en el precio de la tierra (como sucedió en Japón a principios de los 90s) puede minar el colateral de una empresa, provocando un repliegue en la inversión que a su vez conduce a una mayor caída en el valor de la tierra, y así sucesivamente.
El colapso de canales de crédito durante una recesión afecta en particular a los deudores pequeños y medianos, cuyo nombre carece de reconocimiento y, por lo tanto, comparados con los grandes prestatarios, tienen un menor acceso a los mercados bursátiles y de bonos como una alternativa al financiamiento bancario.
Crisis bancarias y ciclos en los precios de las acciones y la vivienda
Hoy tristemente célebre crisis del sector inmobiliario estadunidense, cuya deflación comenzó a finales de 2005, ocupa el centro del escenario como culpable de la más reciente crisis financiera mundial. La literatura muestra que dicho caso no es coincidencia, un boom en los precios reales de la vivienda en la antesala de una crisis sigue un marcado declive tanta en el año de la crisis como en años subsecuentes. El estudio de Bordo y Jeanne, revela que las crisis bancarias tienden a producirse ya sea en el clímax de un boom en el precio de la vivienda o justo después del descalabro. Estudios presentan convincentes recuentes del vínculo que existe entre las crisis bancarias y el ciclo de expansión-contracción en el precio de la vivienda.
Valenzuela mencionó que, otro dato relevante es la persistencia del ciclo del precio real de la vivienda, tanto en las economías avanzadas como emergentes, con una duración característica de cuatro a seis años. Igualmente llama la atención la magnitud de la caída en el precio real de la vivienda alrededor de una crisis bancaria, que promedia en 35.5%, desde su nivel más alto al más bajo, la cual no es visiblemente distinta en las economías avanzadas y emergentes.
Los prolongados descensos en el precio de la vivienda después de una crisis financiera contrastan fuertemente con la conducta del precio real de las acciones, donde el patrón de caída y recuperación sigue un perfil más bien en V. Los precios en general alcanzan su máximo con antelación al año de una crisis bancaria y cae durante dos o tres años a medida que esta se acerca o, en el caso de los mercados emergente, año que sigue.
La recuperación es completa en el sentido de que, tres años después de la crisis, los precios son en promedio más altos que durante el clímax previo a la crisis. Existen contraejemplos donde dichas crisis duran una década debido a malas políticas públicas. En el siguiente grafico podemos ver el periodo que históricamente han tomado estas crisis financieras y la caída porcentual del valor de la vivienda.